Jessica Erazo, reportera de la sección judiciales en el Diario Tiempos de Quito. Hoy fue su primer día de vacaciones, le dieron un merecido descanso luego de que ganara el Gran Premio Primicia Noticiosa, una especie de Pulitzer a nivel ecuatoriano. Su reportaje sobre los ladrones de lápidas conmovió al jurado, se dice que ya hubo alguna productora interesada en el texto para que la historia sea llevada al cine.
Se despertó temprano y metió un poco de ropa, unos cuantos libros y dos botellas de aguardiente (eran suficientes para una semana bajo el desafiante sol de Esmeraldas) en su maleta. Se subió a su auto y empezó a abandonar Quito, la materia prima de su trabajo; pensaba que así mismo, como ella se cansaba de la ciudad y sus noticias, los dentistas se deben cansar de los dientes, los fotógrafos de la luz, los de la morgue de la muerte y las prostitutas de ellas mismo. Estuvo en la ruta por casi 50 kilómetros, se empezó a agotar y sabía que necesitaba un café. No quería ser la protagonista de uno de las historias de sus eruditos y filáticos competidores en otros diarios.
Paró en el primer lugar donde ofrecían algo, probablemente el único en lo que faltaba del largo trayecto hasta el siguiente pueblo. Pidió un café con galletas y también un cigarrillo. En una caseta, ubicada al frente del restaurante, se divisaba la ruta que se debía seguir para llegar a las cascadas del lugar. Cuando terminó de comer, se acercó más a aquel informativo y notó que también había un orquidiario. Pagó la entrada y se fue por el sendero, el tabaco lo dejó para después.
Desde pequeña le gustaban las orquídeas, decía que eran como ella; cuando creció, supo darle a ese gusto un significado convincente. Se puso a ver todas las que allí habían, minuciosamente, escabulliéndose en cada textura nueva que aparecía. Eran más de 2o de tipos de orquídeas. Cuando llegó a la última, luego de observar todas por más de una hora, sintió una extraña sensación. Sacó de su cartera la cuchara con la que siempre se ha rizado las pestañas y disimuladamente, como si hubiesen cámaras espiándola bajo alguna piedra, empezó a hacer lo necesario para llevarse a esa orquídea con ella. Cuando la estaba guardando en una funda, un norteamericano - un gringo con un machete !!- se le acercó con violencia. Ella, con las manos arriba y con la funda en una de ellas, pedía que no la maten, que ella podía volver a plantarla. Insistía que no quería ser parte de la sección judiciales de otros periódicos que no sean el suyo, ni como cadáver y peor como ladrona. Llorando, se sacó la funda de la mano y se la entregó al tipo rubio y calvo, lleno de lodo y que parecía no haber comido en mucho tiempo.
El gringo no supo qué decir, Jessica cogió el sendero de regreso a toda madre, como si estuviera alejándose de la muerte, de pronto, escuchó que más adelante alguien gritaba "hurry up". No le importó, siguió caminando. Casi al final del camino se topó otra vez con el gringo, era imposible, nunca le rebasó, y peor, cómo pudo haberse cambiado de ropa. Se ofuscó más, empezó a darle de manotazos y patadas.
- Ya te di la orquídea, qué más quieres, no quiero problemas, déjame en paz, por qué me haces esto, perdón, no soy una ladrona, me vas a volver loca.
Jessica le gritó más, fueron tres "no me jodas". El gemelo, con una mezcla de humor negro, de viveza criolla propia de esas tierras del norte y de estupidez, le dijo: I'm gonna fuck you ha.. ha.. Recibió un patazo en la entrepierna que le dejó incado, con las manos en el lugar del golpe, revolcándose en el piso. Jessica le dio otro pataso en la espalda, alzó la mirada, como buscando a alguien que le diera unos merecidos aplausos, y se fue corriendo.
Han pasado ya de eso tres semanas. A Jessica le han dado la suerte de entrevistar en exclusiva a los nuevos protagonistas de la sección judiciales de todos los medios. Será la encargada de indagar en la vida y en la psicología de dos gemelos norteamericanos que acabaron con la vida de 7 personas en las playas esmeraldeñas. Hasta ahora, lo más profundo que se sabe de ellos es que, luego de Irak, decidieron darse unas vacaciones en Ecuador. La reportera estrella hasta ahora no sabe nada de su nuevo trabajo, se ha quedado dormida, estaba soñando en ese extraño episodio de la orquídea.
9 comentarios:
me encantó -realmente- me encantó, el cuento. ¿alguien dijo Crónicas?
saludos.
Hey gracias, chévere bacán q te haya encantado el cuento, sigue visitando el blog. por qué Crónicas?
Saludos igual..
por las de narnia...jajaja
jaja.. esa no me he la visto; prefiero las crónicas de la SoHo, las de Thompson, las de Foster Wallace, las Crónicas de Sebastián Cordero, por ahí un chance de Crónica de una muerte anunciada y las "crónicas" de mis amigas...
siff eso fue lo primero q se me ocurrio...jajaja
las pelis son fantaseosas,no he leido los libros. los manes q actuan son muy llorones...muy gringos, muy yanquis...
oye y q seraf cuando te asomas pa q veas las fotos...?
Que bien ese cuento.. que bien la analogía... me gustó full.. no pares de escribir =)
Gracias Anónimo/a, deberías identificarte jaja, suena como que me conoces... Seguiré escribiendo cuando, o siempre y cuando, mi cabeza me lo permita...
Suerte.
Si.. jiji pero prefiero el anonimato.. Seguiré a la espera de otros cuentitos así.. me gusta tu forma de escribir.
identifíquese, no tenga miedo, el anonimato no siempre es bueno...jaja gracias de nuevo por lo de la forma de escribir..ya mismo han de salir más cuentos así, de la misma forma que saldrá tu identidad aaaaaah
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