Mientras dormimos o intentamos hacerlo: nos están viendo. Su lugar está en las colinas, en los montes, en las montañas y las periferias. Desde ese lugar privilegiado, con la vista suspendida en un gran gran plano general, observan lo que sucede en la ciudad y contemplan las primeras horas del día. Su camuflaje es la oscuridad, sus movimientos son las estelas de luz que quedaron de la tarde. Son los encargados de administrar todos los sucesos de la madrugada con su mirada: las peleas de enamorados, los puñetes de borrachos y desadaptados, los hot dogs derramados en el piso grasoso de una vereda, los bailes más sensuales, los sueños y las vigilias, los choques y los botellazos, los muertos y los nacimientos. Todos llevan consigo una pistola, cargada con una sola bala, por si no son capaces de continuar con todas esas responsabilidades. Nunca paran con su trabajo hasta un poco antes de ese momento en el que el sol te pega en la cara.
Dicen que si alguien nos mira podemos sentirlo, ahora, en la madrugada, cuando sientas esa extraña sensación de estar siendo observado, mira a ese punto en el final del horizonte, tal vez, alguno de ellos te alce la mano.
Dicen que si alguien nos mira podemos sentirlo, ahora, en la madrugada, cuando sientas esa extraña sensación de estar siendo observado, mira a ese punto en el final del horizonte, tal vez, alguno de ellos te alce la mano.
5 comentarios:
La segunda foto está muy cool, saludos ve!
gracias ve, saludos igual.... suertecitas
Oye que chevere! me gustó tu blog que chevere como escribes ahí te seguiré cuidate!
hablas de los guardias?... bacán!
Gracias Andre, siga no más siguiendo el blog...
Caridian, los guardias no están en las montanas, están en las calles...o más precisamente, en tu caso, los guardias están en la zona
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